España sufre en las prorrogas y se disputara el titulo contra Argentina
Fecha viernes, 13 de septiembre a las 19:13:34
Tema Noticias del Mundial 2019


El cetro mundial del baloncesto volverá a estar al alcance de España, que regresa a una final del torneo tras el título de 2006 merced a una elaborada y emotiva victoria sobre Australia (95-88). De nuevo en un país asiático, la película de terror que por muchos minutos vieron los aficionados españoles derivó en una antológica de suspense con dos prórrogas. El final resultó bellísimo e hizo justicia a una generación de puro metal que no ha parado de acumular medallas en desde finales del siglo pasado. Su rival será Argentina que logró su pase a la tras derrotar por 80-66 a Francia, que -a pesar de destellos aislados- se vio superada por el empuje incesante de los sudamericanos y, en particular, del incombustible Scola. Así, Argentina pugnará con España por el oro en la final del domingo, en el pabellón Wukesong de Pekín a las 20.00 hora local (12.00 hora GMT).



Como era de esperar con un equipo como Australia enfrente, el choque tomó un cariz físico desde el salto inicial. Previéndolo, Scariolo apostó por un quinteto preparado para ello (Ricky, Rudy, Juancho, Claver y Marc) y España lo rentabilizó con un 5-0 de parcial esperanzador. El preocupante lastre de la ineficacia desde el triple dio margen a que Mills empezara a carburar mientras la defensa aussie se iba preparando para la batalla.
 
 
Dos canastas de Juancho Hernangómez desde 6.75 contradijeron esa máxima, dando otra vez al combinado nacional un respiro (11-6) que duró lo mismo que una palmera de chocolate libre a la puerta de un colegio. El bloque del letón Andrej Leimanis siguió cogiéndole el gusto a la pelea, tapando la pintura y dejando que España se estrellara contra sus miserias perimetrales. El 17-19 del marcador encendió las primeras luces de alerta, apagadas por un triple lejano y casi desesperado de Llull sobre la bocina que dejaba el 22-21 a favor al final del primer cuarto.
 
El segundo parcial supuso la certificación de esas luces apagadas con fugacidad. Haciendo valer su físico y una solidaridad endiablada, la defensa de Australia se engrandeció progresivamente minimizando las opciones ofensivas de los nuestros. Ni los cambios lograban trocar una dinámica en la que España no se encontraba nada cómoda. Ni por dentro ni por fuera; ni atrás, ni delante.
 
Hasta que Ricky Rubio rompiera la tendencia con un tiro liberado, España apenas anotó 3 puntos en más de 6 minutos y ni siquiera el tiempo muerto de Sergio Scariolo pudo atajar el empequeñecimiento generalizado. Con Mills dominando el partido a su antojo y anotando sin despeinarse, el 24-32 amplificaba la preocupación, amainada al descanso por un 32-37 que podría considerarse claramente un 'mal menor'.
 
La ilusión reverdeció tras el descanso, cuando un par de buenas acciones defensivas y el primer triple de Marc Gasol parecieron devolver a España al partido (37-40). El espejismo tardó en disiparse lo que Mills quiso. El base NBA siguió con su clínic, mientras Australia en conjunto seguía con el suyo en defensa. El preocupante 39-50 a la mitad del cuarto provocó el tiempo muerto de Scariolo. Sin embargo, su efecto se tornó difuso y la defensa aussie mantenía el pulso de un partido al que el combinado nacional no lograba encaramarse (42-52).
 
 
 
Pero como dudar de estos señores sería ilegítimo, la reacción acabó llegando de la muñeca de Llull, cuyo triple otorgó valor a los mejores momentos defensivos del cuadro español. Pese a la técnica pitada a Ricky por protestas, el 51-55 del final del tercer cuarto daba pie a la esperanza de retornar a una final en la cita mundialista.
 
En un contexto de mucha mayor igualdad, España miró a la cara a Australia en el tramo decisivo. Y la mirada tenía los ojos fieros de Marc Gasol. El pívot, campeón de la NBA hace unos meses, agarró la responsabilidad como si no fuera de otro y con 7 puntos seguidos mantuvo vivo el pulso. El duelo anotador con Mills realzaba un partido ya en dinámica trepidante que acabó 71-71.
 
 
Ya no se trataba de un querer y no poder. Ya España podía y aguantó el tirón en la primera prórroga. La defensa, el soporte sobre el que se construyen los títulos, renació con constantes vitales parejas a las del rival. Gasol se consolidó como el casi único recurso en ataque (ayudado por Ricky) y ello bastó para que se llegara a la segunda prórroga.
 
Ahí, cuando más se esperaba a los secundarios de lujo, Sergi Llull apareció magistral con dos triples que amortizaban el rigor defensivo recuperado. Los recursos de Australia apenas brotaban bien sujeto el talento de Mills, por lo que el partido fue decantándose del lado español hasta que un robo de Claver al base aussie terminó por adormecerlo. La justicia divina del baloncesto retumbó sobre el parqué de Pekín, poniendo en su sitio a una selección de la que no se puede dudar. Repitan conmigo: "No dudaré de esta selección en vano".
 
En la otra semifinal, el encuentro se caracterizó más por la buena defensa que por el ataque y ambos conjuntos terminaron con tanteos por debajo de lo promediado durante el torneo.
 
Salvo Scola, quien incluso amplió sus registros con 28 puntos y 13 rebotes. El veterano baloncestista argentino fue el alma del equipo, una vez más.
 
 
El partido, que comenzó con la intensidad que le imprime Argentina a cada encuentro, vio pasar un minuto antes de inaugurar el marcador. Lo hizo Ntikilina con una canasta lejana.
 
Scola anotó dos entradas de pista a pista en dos ataques consecutivos y sumó otros dos puntos en otra penetración. En ese momento (minuto 4) llevaba 6 de los 10 puntos de la albiceleste, mientras que 'les bleus' seguían anclados en la canasta inicial (10-2).
 
Un triple de Labeyrie despertó a una Francia que no lograba encestar y Nando de Colo salió del banquillo para acercar distancias (16-10, minuto 7) y desatascar el ataque francés.
 
 
 
Al final del primer cuarto, Francia estaba totalmente dentro del partido otra vez: 21-18.
 
En el segundo cuarto los franceses mantuvieron el ritmo y con dos minutos y medio consumidos se pusieron por delante por primera vez gracias a un mate de Lessort tras asistirle De Colo (23-24).
 
No duró mucho: Marcos Delía peleó bajo el aro para anotar una canasta con un tiro adicional que, no obstante, decidió salirse de dentro. No así al tiro de Laprovittola en el siguiente ataque. Volvían a despegarse los argentinos, al anotar Deck tras uno de los contraataques que han caracterizado al equipo durante el campeonato.
 
En el minuto 17 Deck dio el susto y se retiró cojeando al banquillo. Entró Scola.
 
A esas alturas del encuentro Fournier estaba ya 'enchufado' (9 puntos, minuto 18), pero Argentina seguía a un ritmo inasumible: Campazzo anotó un triple sobre la bocina que indicaba el final del periodo (39-32).
 
Ninguna de las selecciones aflojó en la reanudación: Vildoza anotó tres tiros libres tras una falta en los 6,75 metros y Albicy replicó con un triple.
 
Todo lo que habían fallado desde tres hasta el descanso (25 % de acierto argentino, por un 15 % francés) se tornó en acierto. Un triple de Vildoza, otro de Batum y otro de Scola se sucedieron en un intercambio triplista que hizo rugir al pabellón.
 
Scola festeja un punto para Argentina.
Scola festeja un punto para Argentina.
La apisonadora argentina empezó a pasar por encima a Francia. En el minuto 25, el marcador señalaba 52-38 y se veía a los jugadores de la albiceleste disfrutar jugando, disfrutar encestando.
 
Los intentos tímidos de los franceses por cerrar la brecha se toparon con un muro defensivo casi impenetrable, con un trabajo de los cinco argentinos sobre la pista que les complicó extremadamente la anotación. El tercer cuarto se cerró con 60-48.
 
 
 
M'baye rompió la barrera psicológica de los 10 puntos de diferencia con un triple (60-51). Laprovittola la volvió a colocar donde estaba del mismo modo en el ataque siguiente. Ntikilina sumó dos más desde lejos y Gobert machacó para dejar la diferencia en ocho.
 
Una canasta de Scola tras asistencia espectacular de Larpovittola llevó los 10 puntos de ventaja de nuevo al marcador, una diferencia que nunca terminó de desaparecer para desesperación francesa.
 

Scola no hizo nada más que agrandar la brecha. Dos triples seguidos a tres minutos del final (anotó 3 de los 4 que lanzó) le valieron la ovación de la grada, que estalló de nuevo a la conclusión del partido: 80-66. 







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