El idilio contemporáneo entre el Real Madrid y la Copa del Rey es inquebrantable y seguramente pase a la historia del baloncesto español. Ni el momento dulce del Valencia, ni las dos prórrogas ante Baskonia y Andorra, ni el desgaste físico, nada puede separar al Madrid de Laso con el triunfo y más concretamente con la Copa del Rey. En Vitoria, en 2017, un nuevo capítulo. Distinto a los 3 anteriores pero con el mismo final. Porque da igual que sea con prórrogas, sufriendo o sin sufrir, contra el Barcelona o contra Valencia, el resultado es el mismo: Real Madrid campeón.
El primer cuarto arrancó con un ritmo muy alto, con un intercambio de golpes que no permitía pestañear. Valencia seguía encendido tras aplastar al Barcelona y el Madrid, a pesar de 2 prórrogas en 72 horas no perdía el ritmo. Llull, 32 minutos de media en esta Copa, comandó el ataque, Randolph, inspirado desde el triple como nunca pero Valencia Basket aguantaba el ritmo gracias a un Sanemeterio más inspirado que 24 atrás.
A pesar de este ritmo y del mayor tiempo en cancha de los de lado, el Madrid golpeó primero. Y golpeó primero porque corrió. Y cuando este equipo corre es imparable. 22-16 al final del primer cuarto. La entrada de Carroll y Doncic dieron fluidez al Madrid. El Valencia no pudo aguantar el ritmo infernal que el chico oro y la metralleta norteamericana. El conjunto de los capital del Turia aguantó a fogonazos pero el conjunto de Laso se mostraba muy fluido en cada ataque.
Mediado el segundo cuarto, el martillo blanco empezó a establecer distancias. Un triple de Llull puso el +10 (40-30) con poco más de 4 minutos por jugar del primer tiempo. A pesar del buen hacer blanco en el primer tiempo y de todas las amenaza de fuga, el Madrid se fue tan solo dos arriba tras un buen arreón valenciano en los minutos finales. 47-45.
El tercer cuarto fue un homenaje al baloncesto. La calidad de blancos y naranjas salió a relucir por completo. Fue el cuarto de Ayón, que realizó una labor fantástica pero también fue un cuarto extraordinario del Valencia, que se aprovechó de la fragilidad del Madrid en el rebote defensivo. Esa docilidad generó muchas segundas oportunidades para un Valencia que se metió en el partido de lleno. Solo los triples de Carroll y el de Llull (sobre la bocina) mantuvieron la ventaja blanca. 73-71 para dejar todo para decidir en el último cuarto.
En el último cuarto el Real Madrid siguió con la “gamba” en el rebote bajo su aro. Pero el equipo de Laso tiene a un señor que se llama Sergio Llull. A falta de menos de 4 minutos para el final, con el Valencia a solo 2 puntos, con un segundo de posesión, con la mano de un defensor encima metió un triple imposible para la gran parte de los mortales. Pero no se queda ahí el aparato. En el saque de fondo posterior robó la pelota, metió la bandeja con una superioridad física insalvable. Y como Llull estaba encendido metió otro triplazo descarado para encargar la Copa a pesar de la persistencia valenciana .
Pero cuando la Copa parecía que ya estaba volando hacia Madrid, San Emeterio metió un triple, el equipo de Laso la perdió. Con 0,9 el Valencia recuperó el balón pero jugó mal esa última posesión. Y el Madrid campeón de Copa. Como siempre.
