España lo volvió a hacer. Tras un torneo bastante irregular, y una primera parte para olvidar, los de Scariolo realizaron sus mejores 20 minutos del campeonato para remontar a Francia y plantarse por tercera vez en una final olímpica. En la otra semifinal, Estados Unidos y Argentina se volvían a encontrar, como en 2004 y 2008, en semifinales, con victoria de los norteamericanos. España llegaba a semifinales con un juego irregular y pobre en cuanto a estilo, pero eficiente en cuanto a resultados. Los dos equipos se enfrentaban 6 días después de la victoria de Rusia por 3 puntos. El partido comenzó totalmente diferente. España no conseguía encontrar huecos con la defensa rusa y los tiros desde fuera no entraban. Rusia tampoco tenía acierto, pero imprecisiones defensivas de los españoles ponían ventajas que, viendo el ritmo del partido, parecían insalvable. 20 paupérrimos puntos llevaba España al descanso por los 31 de Rusia. 11 puntos que parecían una aunténtica quimera. Entonces llegó el descanso y España se puso el mono de trabajo. Una defensa presionante, y en especial, una mejor circulación de balón hizo que hubiera espacios libres desde fuera y, esta vez sí, los tiros entraron. Rudy y un inspiradísimo Calderón fueron los primeros en mejorar prestaciones. El momento clave llegaría con la salida de Felipe Reyes. El cordobés fue, sin tener mucho protagonismo en ataque, la pieza esencial de la mejora del juego de España. Pau tenía más espacios y empezó a atinar sus lanzamientos, Navarro se movía como pez en el agua y, tras el cambio por Pau, Marc, desde el poste bajo, movió el balón a la perfección ante la trampa defensiva de David Blatt. España tenía el partido de cara. Acertaba y no dejaba acertar. En propias palabras del seleccionador ruso, la clave estuvo en los tiros libres "Mis equipos son una mierda lanzando tiros libres". España jugará su 3º final olímpica, la segunda consecutiva. Además, ha batido a la que era hasta hoy su bestia negra (EEUU aparte). ¿Será la última gran final de esta excelente generación? Enfrente tendrá a la todopoderosa Estados Unidos. No ha perdido ningún partido y los ha ganado con una media de 35'71 puntos de diferencia. No tienen apenas déficit en el juego y han mejorado considerablemente lo que antes eran sus puntos flojos: los pasos de salida (aunque no se los pitasen) y el tiro exterior. No se sabe quién es el líder en la cancha, si Durant, si LeBron o si Kobe. Lo que sí es cierto es que tienen el banquillo más profundo y lo han demostrado. Y poco pudo hacer Argentina. La generación dorada estaba ante su última oportunidad de disputar una final. Pero enfrente tenían a una de las dos mejores selecciones de todos los tiempos, en lucha con el Dream Team del 92. Intentarán conseguir el segundo oro olimpico consecutivo tras el logrado precisamente ante España.