Pocos daban un duro por el Isla de Tenerife Socas Canarias cuando en los prolegómenos de su choque de esta tarde ante el Navarra caía como un jarro de agua fría la confirmación de la lesión de Richi Guillén. Un golpe fortuito en la última acción del entrenamiento del sábado y las pruebas llevadas a cabo hoy mismo dejaban al tinerfeño fuera de concurso a última hora.
La ausencia también por lesión de Jaime Heras, el brazo dolorido de Mike Gansey y una semana colmada de contratiempos, pintaban un panorama muy cuesta arriba ante un rival, el navarro, que se había ganado a pulso la vitola de revelación de la liga. Sin embargo, el conjunto canarista tiró de orgullo y dio un paso adelante para sobreponerse a la adversidad y sumar una victoria de mucho mérito (75-69).
El grupo de Martínez firmó un gran ejercicio colectivo de fe para poner freno a su reciente racha de tres derrotas consecutivas y lo más importante, se dio un atracón de confianza al salir airoso de un desafío mayúsculo. El representativo prolongó la mejoría ya esbozada el miércoles en Cáceres con su mejor defensa del curso (el rival llevaba sólo 34 puntos en el minuto 25), al tiempo que desmintió la teoría de quienes sostenían que este grupo tenía exceso de Richidependencia.
Sin su principal bastión ofensivo en cancha (este lunes se conocerá el tiempo que estará de baja), los veteranos alzaron la voz para tirar del carro y sumar una victoria que el grupo y, sobre todo el entorno, necesitaba como el comer. El oficio de Chagoyen (18+13 para 25 de valoración); la aportación del joven Víctor Serrano, a quien no le vino grande el reto; las penetraciones de Richotti, los rebotes ofensivos de Flemings; y en general, la lección de casta del grupo entero explican el resultado de este sábado ante un Navarra muy errático que no pudo hacer el juego que venía desplegando hasta la fecha.

El choque nació entre titubeos por parte de los locales (2-6), que trataban de digerir la catarata de bajas e inconvenientes de última hora de la mejor manera posible. En esa dinámica, el cuadro visitante trató de explotar los centímetros de Robert Joseph en la pintura (19 de valoración al descanso) para hurgar en la herida canarista. La precoz segunda falta de Koshwal empeoraba el panorama, pero lejos de tirar la toalla, el Isla de Tenerife Socas Canarias dio un paso adelante.
Los aciertos de Serrano y los triples de Chagoyen y Sábat encauzaron la situación (29-22), con un alley oop espectacular de por medio de Flemings, hasta el punto de que los anfitriones se fueron al descanso cuatro arriba (34-30) y con la sensación de que podía sobreponerse a cualquier escollo. Metido ya de lleno en el papel de gladiadores, los pupilos de Alejandro Martínez cuajaron entonces sus mejores minutos, especialmente en tareas defensivas, mientras que el Navarra no hacía más que prolongar una desacertada tarde en el tiro.
Hasta cinco minutos sin anotar en el tercer cuarto enquistaron los problemas del grupo de Jareño para meterse en la pomada (48-36). Totalmente negados, los navarros encajaron un parcial de 11-0 y encima no supieron siquiera sacar provecho a los muchos minutos en los que el Socas Canarias, limitado de efectivos, que no de casta, en su juego interior, tuvo que recurrir a Rod Flemings para que ejerciera de falso pívot.
La valentía de Richotti, el oficio de Yáñez o un triple de lo más oportuno de Urreizti minaron la moral visitante y sus intentos de acercarse en el marcador (59-55). Los aurinegros, espoleados por su gente, tenían en su mano la victoria (71-61), aunque antes tuvieron que sobreponerse al enésimo sobresalto del día con un 0-6 de parcial para los visitantes ya casi en el epílogo (71-67). Un rebote ofensivo clave de Flemings y el posterior mate en la misma jugada pusieron ya la puntilla a los navarros y subieron al casillero canarista una victoria de orgullo, una lección de ésas que invitan a creer en este grupo por encima de todas las cosas.

Departamento de Comunicación Isla de Tenerife Canarias